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Tú no eres Ayotzinapa, eres Atlacomulco
"Lo que distingue al movimiento surgido por la desaparición de estudiantes normalistas de Ayotzinapa es una enorme toma de conciencia"

Diciembre 02, 2014
18:52 hrs.
Periodismo ›
Mario Rechy Montiel / almomento.mx › todotexcoco.com
CIUDAD DE MÉXICO, (Al Momento Noticias).- Al contrario de los pronósticos convencionales que algunos hicieron sobre la próxima disolución del movimiento estudiantil-popular, yo tengo la percepción de que no tiene regreso.
Lo que distingue al movimiento surgido por la desaparición de estudiantes normalistas de Ayotzinapa es una enorme toma de conciencia. Hasta antes de los hechos violentos de Iguala estuvimos viviendo en una sociedad que parecía resignada a tener un sistema político que le imponía todo, sin representarla en sus políticas y acciones, y a donde se escondían todo género de intereses particulares y de grupos.
A partir de las primeras protestas en octubre pasado, y de la difusión de las evidencias sobre la complicidad de los tres niveles de gobierno en las desapariciones recientes, así como de las utilidades que ha venido reportando el crimen organizado a todos los partidos sin distinción, hemos arribado a una nueva ciudadanía.
Hoy el clamor en las marchas, pero más enfáticamente en las miles de octavillas o volantes, son de una claridad súbita y apodíctica:
“El plan de diez puntos es más pan de lo mismo, más poder al régimen, con un gobierno más centralizado y autoritario, cuando la demanda en las calles es más poder a la sociedad para ejercer la soberanía popular”
“El gobierno peñista insiste en acciones que sólo satisfacen las políticas de seguridad estadounidenses…
“Al espionaje telefónico y la geolocalización plasmados en telecomunicaciones, se agrega ahora la cédula de identidad y un sistema de información genética que busca intensificar los controles sobre los ciudadanos…
“El sistema anticorrupción propuesto se basa, como siempre, en funcionarios consensados en las cámaras parlamentarias, por lo que continuará la protección de intereses y la impunidad…
“¿Por qué no se va a fondo en la reforma política y se aprueba la revocación de mandato para todo representante popular, funcionario público, juez o magistrado?
“…el gobierno pretende dar continuidad a las reformas aprobadas y al control sobre los ciudadanos, esperando que en diciembre se diluya la protesta. Eso no sucederá.”
Ayer primero de diciembre, según reporta hoy la prensa, las marchas y protestas tuvieron lugar en doce entidades, es decir, en la tercera parte de los estados. Pero el día anterior se había informado que existían convocatorias en sesenta ciudades. Y no sabemos si la respuesta ciudadana fue menor a la esperada o si el control de prensa que se ha impuesto de manera violenta ha conseguido silenciar los cables de noticias. Se ha constituido una Coordinadora Nacional Estudiantil. El Poli sigue en paro. Y muchas escuelas en diversos estados están de hecho paralizadas en solidaridad con Ayotzinapa.
De hecho la gacetilla publicada en todos los diarios nacionales el 21 de noviembre, pretendiendo que se había identificado a once terroristas, y que no tomó como verdad uno sólo de los cien millones de ciudadanos, porque era obvio que se trataba de un comunicado oficial impuesto a toda la prensa, cayó por su propio peso ante la evidencia de las provocaciones y la información real circulada por las redes sociales.
Recuerdo dos fechas anteriores en las que se impuso el control total de la prensa en los mismos términos: el 3 de octubre de 1968, y el día siguiente de la muerte de Colosio, en que los periódicos salieron cinco horas después, a media mañana, uniformados con la información oficial, y ocultando que se trataba de un crimen de Estado.
Millones de ciudadanos vimos este 21 de noviembre las fotos en internet y en los videos, donde se apreciaba con toda claridad la provocación instrumentada por los diversos cuerpos policíacos y militares. Esto es algo nuevo que el Estado no tenía previsto, pero que por lo visto no ha alcanzado a medir en sus consecuencias inmediatas y de largo plazo.
Es claro que ya no podrá mantenerse la manipulación de la conciencia ciudadana a través de López Dóriga y unos cuantos paleros de televisa o tvazteca. Pero el gobierno no ha sacado las conclusiones correspondientes.
Nos enteramos en los últimos días, y esto es lo realmente fundamental, de hechos que han ocurrido este año, en los que los ciudadanos han vigilado a los militares y los policías, han seguido sus acciones y han subido a las redes pruebas contundentes sobre la vinculación entre los cuerpos locales de seguridad, la policía federal, los militares y los cuerpos diversos del crimen organizado.
Ciudadanos de Tamaulipas siguieron a un grupo que había balaceado a un grupo desarmado e inerme de ciudadanos, hasta que los agresores se internaron en la zona militar.
No es casual que las pistas de los 43 de Ayotzinapa se pierdan en el campo militar de Iguala. Tampoco es casual que el Presidente de la República haya nombrado segundo del mando de la Secretaría de la Defensa al que estaba de titular de esa zona militar de Iguala.
Otros ciudadanos han informado que existe un cuerpo especial de militares, denominado GIZ, que no se asemejan al resto de los militares, pues no traen cabello corto, e inclusive algunos hasta barbas traen para simularse ciudadanos comunes. Y que son estos cuerpos los encargados de las desapariciones de personas, que hasta la fecha suman más de veinte mil.
Antier mismo leímos o escuchamos los testimonios del estudiante Sandino Bucio, quien nos relató que durante su secuestro sus victimarios comentaron que han participado en la desaparición de otros estudiantes, y en diversos enfrentamientos con cuerpos delictivos. Pero que lo habían tenido que consignar ante el Ministerio Público por las evidencias sobre su secuestro y porque la Policía Judicial estaba tras el grupo que lo había levantado en las inmediaciones de la ciudad universitaria.
Todos estos hechos nos hacen pensar que el régimen ha llegado a su fin. Esto es, que el sistema político mexicano, que durante años ha practicado la desaparición de personas como una forma de mantener la gobernabilidad por medio de la intimidación y el terror contra la población, ha llegado a su punto de inflexión. No podrá sostenerse. Al menos como lo que es y como lo que impone.
Pero noticias que pasaban desapercibidas, como si la población fuera indolente u omisa, alimentan la indignación popular por todas partes. En Puebla el gobierno del sátrapa local Rafael Moreno Valle ha encerrado a presidentes municipales y diversas autoridades de ese nivel por cuestionar los atropellos del gobernador. En Chiapas fallecen siete personas en huelga de hambre pidiendo la libertad de un preso político. En Morelos se gesta el levantamiento contra el narcogobernador del PRD.
En Tamaulipas, mientras el gobernador rinde su informe triunfal, la población denuncia más crímenes, más desapariciones y mayor miseria.
El gobierno federal, y sus gobiernos, corruptos como en Sonora, inexistentes como en Michoacán,Tamaulipas, Morelos, Guerrero; o criminales como en Veracruz o Chiapas, confirman la idea general del Estado fallido. De hecho su duración, los meses o el tiempo que transcurrirá hasta que los ciudadanos lo substituyan, depende enteramente del tiempo que todos estos hechos que mencionamos se hayan generalizado en la conciencia de la mayoría de los ciudadanos.
No sabemos o no podemos prever cuánto tiempo sea el que transcurrirá hasta el final de este sistema. Pero no debería haber duda. Los mexicanos no aceptamos vivir bajo un régimen donde se oculta la verdad, se manipula la información, se mata a los disidentes, y se imponen todas las políticas a través de una comparsa legislativa de políticos corruptos.
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