Presenta Ángel Álvaro Peña, su libro con visión retrospectiva de Fidel Castro

El pasado miércoles l9 de abril tuvimos en el Club Primera Plana una interesante y animada comida de trabajo donde tuvimos como invitado de honor al colega y veterano periodista Ángel Álvaro Peña, donde además, los socios firmamos un comunicado al público en general donde protestamos enérgicamente contra la definitiva muerte de Notimex, lo que en realidad constituye un virtual asesinato con premeditación, alevosía y abuso de poder, de parte del gobierno de la Cuatroté.
El manifiesto que firmamos los socios acerca de la liquidación de Notimex, hace notar la indignación de los periodistas mexicanos por la actitud despótica del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien con su ya típica cachaza se permitió anunciar la muerte de la agencia de noticias, ya que toda vez, afirmó, "tenemos la mañanera para mantener al país bien informado".
Notimex nació en 1968 como un organismo que difundiera los acontecimientos de los juegos olímpicos de ese año, y se mantuvo a lo largo de los sexenios subsiguientes con fortuna diferente, pero siempre con el empuje y pundonor de periodistas profesionales, los que hoy día han sido vejados y lastimados en su dignidad por una directora, Sanjuana Martínez, que llegó al puesto a cumplir con lamentable entusiasmo la encomienda de cavar la tumba de lo que fue la Agencia Noticiosa del Estado Mexicano, con todo lo que eso pudo significar.
FIDEL CASTRO EN LA LUPA DESDE 1954
En el otro aspecto del convivio, pudimos intercambiar impresiones con nuestro invitado especial, Ángel Álvaro Peña (con rebosante salud y entusiasmo a sus 87 años), un periodista con muchos decenios en su desempeño profesional, con el intervalo de un sexenio en que se desempeñó como Jefe de Giras del presidente José López Portillo.
Un gran detalle de nuestro invitado fue el obsequio a cada uno de los presentes del libro "La historia (oficial) me absolverá", volumen integrado por una minuciosa y casi exhaustiva recopilación de caricaturas publicadas desde 1954, en México y varios otros países, con el tema de la figura de Fidel Castro Ruz y Cuba, donde hay de todo, desde loas y ditirambos al mistagogo (el calificativo es original del colombiano Alberto Lleras) hasta feroces críticas expresadas siempre en cartones a cargo de talentosos caricaturistas mexicanos, estadounidenses, franceses, italianos, argentinos, de Europa Central y otros lados.
La recopilación la comenzó hace muchos años el ya finado y que fuera muy famoso cartonista, Eduardo del Río Rius y Arturo Kemchs, con el patrocinio del H. Ayuntamiento de Tuxpan, Veracruz, y del Club de Periodistas de México, A.C., Delegación Veracruz.
Muy notable resulta el prólogo que dejó Rius, que sorprenderá a quienes no siguieron de cerca la transformación, o algo así, que se operó en el cartonista al confesar su "arrepentimiento" de lo que fue una especie de "fervoroso apoyo" a Castro y su revolución. Para el caso, refiere a su libro "Cuba para principiantes", que fue una especie de "Biblia" (toda proporción guardada) para quienes éramos inocentes adolescentes en aquellas fechas. En ese prólogo, dice el michoacano: "El libro, que tiene más de 30 años, fue elaborado con toda la buena fe e ignorancia en mi poder, con los ojos de un converso al marxismo-stalinismo de esos años (y pésimo militante del partido) y con la información, datos y cifras proporcionados por los camaradas rojillos de la otrora bella Habana, y con los que yo captaba en mis tres viajes (1961, 63 y 65)". Añade el dato de que "el libro pasó a revisión ideológica del entonces comisario político, el camarada y amigo Mario Gill y del director del PL, Edmundo Jardón Arzate.
"En consecuencia, Cuba para principiantes (traducido a un chorro de idiomas) fue hecho como un libro de propaganda a favor de la revolución cubana, sin ningún ojo crítico, lleno de optimismo, pero lleno de omisiones, datos falsos, información incompleta, exageraciones dogmáticas y apreciaciones incorrectas o equivocadas. En su tiempo, creo, fue reflejo de la realidad cubana (más o menos) y el autor se declara inocente y confiesa haber actuado en consecuencia, inocentemente". Algo como para provocar la furia de no pocos, en los tiempos que corren. (Gustavo Cortés Campa)