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Medidas
Se trabajará en los proyectos no prioritarios y se “ahorrará” también en gastos menores

Enero 13, 2015
15:22 hrs.
Gobierno ›
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El gobierno federal se ha visto en la necesidad de reconocer que los problemas económicos derivados de la caída en el precio del petróleo, durarán por lo menos, seis meses. Y con ello se inicia el pesado camino que conduce a enfrentar los riesgos de la nueva crisis económica que amenaza al mundo.
Por supuesto, los problemas tienen mucho que ver con las medidas internas. Y entre esas medidas, la apuesta en favor de la reforma económica puesta en marcha el año pasado y que tanto malestar provocó en todos los sectores, especialmente en el empresarial.
Pero las cosas quedan bastante claras cuando se entiende que el reconocimiento que hace el gobierno sobre la situación del mercado petrolero no es otra cosa que el aceptar que no habrá mejoría en las finanzas en el corto plazo.
Y ello de manera inmediata se tiene que traducir en el hecho de que los recortes que se han visto como una “posibilidad”, pasan ya a ser una amenaza creciente.
La situación entonces no es si las cosas estarán mal en el presente año, sino entender qué tan mal podrían estar. Debe recordarse que en el caso de la crisis pasada, en el 2009, México tenía a su favor, la enorme cantidad de recursos que gracias al petróleo, nunca disminuyeron.
Ahora, las cosas son muy diferentes. Se tienen seguros de garantía sobre el precio del petróleo. Pero no hay que olvidar que esos seguros tiene fecha de vencimiento y que ni siquiera cubren todo el año. Además, el precio garantizado no fue el óptimo y por supuesto, hay que pagar por el servicio.
Así las cosas, es obvio que la situación no será la mejor para hacer frente al riesgo de una nueva crisis. Además, los esfuerzos del gobierno por crear un ambiente favorable con la idea de las bajas en tarifas, de luz y teléfono y otras medidas más de imagen que de fondo, no parecen tener impacto real en el ánimo de los ciudadanos ya que a cambio, la inflación del año pasado rebasó el 4% y los precios en alimentos y servicios se han elevado en la primera parte del año nuevo, en poco más del 20%.
El gobierno entiende perfectamente, que los problemas económicos son uno de los dos factores que más influye en la caída en los niveles de aceptación de la actual administración. Sabe que además, el ambiente electoral que se ha desatado ya, tendrá elevadas dosis de guerra sucia, que le convertirá en blanco de todos los partidos rivales.
Por ello, el que el gobierno acepte que las cosas no mejorarán en el corto plazo, tiene que verse como algo que va mucho más allá.
El peso se ha devaluado, por más que el gobierno se niegue a utilizar el término. Y la devaluación golpea directamente al gobierno.
Entonces, la situación económica no sólo no habrá de mejorar, sino que es posible que se complique más.
Los recortes entonces, adquieren una tonalidad más seria. Lo que falta por saber es la forma en que el recorte habrá de aplicarse.
Seguro, lo primera que veremos será la “suspensión” temporal si se quiere, pero suspensión, de los grandes proyectos del gobierno, como el nuevo aeropuerto. No se eliminarán del escenario, pero los procesos para ponerlos en marcha seguramente se llevarán al cabo de la manera más lenta posible.
Después, habrá “ahorros” todo lo que es el gasto directo. Y todo el personal no basificado tendrá problemas para mantenerse en el empleo.
Se trabajará en los proyectos no prioritarios y se “ahorrará” también en gastos menores. Pero a final de cuentas, si las cosas siguen como hasta el momento, se llegará a recortar la nómina. Y ahí cobrará vida el problema.
No debe olvidarse que en la pasada administración, el gobierno creó una estructura burocrática enorme, con 1070 nuevos directores generales y 1800 directores adjuntos, más el equipo necesario para su “trabajo”. Y esa estructura no fue tocada por el actual gobierno. Y cuando se despida personal, se hablará de “venganzas políticas”.
Total, el panorama económico pinta mal. Los expertos no dudan que habrá crisis. Y todos saben que el país no se preparó para ello. Así, falta saber el tamaño de la crisis y el impacto en el país.
Y por supuesto, el monto de los daños a pagar una vez que todo se calme.
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