¡A para bromitas!

En este año, de casi tregua electoral, a diferencia del próximo en el que tendremos un agitado calendario de elecciones, la actividad electoral es mínima. Unos comicios extraordinarios en Veracruz, a principios de año, y dos procesos más, el próximo seis de julio, en los estados de Nayarit, para alcaldes y diputados locales, y en Coahuila, únicamente para la renovación del congreso local.

Y es que, en el 2015 tendremos un considerable paquete de procesos electorales. Comicios federales, para la renovación de la Cámara de Diputados, además de elecciones locales para gobernador, en nueve estados de la República, Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora, y para alcaldes y/o diputados locales, además de, en las entidades antes mencionadas, en ocho más, Coahuila, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos y Tabasco. Asimismo, en el Distrito Federal, se elegirán a los diputados de la Asamblea Legislativa y a los Jefes de las 16 Delegaciones. Esto es, habrá comicios en más de la mitad del territorio nacional.

Pero para hablar sobre esos procesos, tendremos tiempo suficiente en el futuro; por lo pronto, quisiera referirme a un incidente ocurrido en un acto de campaña de las que se llevan a cabo en estos días en preparación para las elecciones del próximo mes de julio.

Como mencioné, en el estado de Nayarit habrá elecciones para elegir alcaldes y diputados locales en prácticamente dos semanas, y en uno de estos actos proselitistas, el candidato independiente a la presidencia municipal de San Blas, de nombre Hilario Ramírez Villanueva, sorprendió, con lo que pareció ser una confesión, más que un chascarrillo, como él la quiso componer, cuando el mundo se le vino encima y su declaración traspasó las fronteras de nuestro país.

Y es que este folclórico personaje reconoció, al referirse a quienes le han criticado porque le gusta el dinero y lo acusan de haber robado cuando fue presidente municipal, que efectivamente le gusta el dinero, y que “sí le robó a la presidencia municipal, pero poquito, porque está bien pobre (la presidencia municipal). Nomás una rasuradita,” dijo.

Creo que ni el personaje ni el país, están en condiciones de jugar con este tipo de bromas, si fuera el caso, cuando sabemos que una de nuestras mayores lacras es, precisamente, la corrupción. En el reporte publicado, en diciembre pasado, por la Organización Transparencia Internacional sobre el índice de percepción de la corrupción, a nivel mundial, México aparece en el lugar 106, de 177 naciones. Esto es, bastante arriba de la media y muy lejos del país latinoamericano mejor clasificado que fue Uruguay, en el lugar 19, o Chile colocado en el 22.

Con esta información y los antecedentes de muchos casos de servidores públicos que han contribuido a la mala fama de la clase política, lo dicho por este candidato independiente, nos llevaría a suponer que lo hizo en un acto de contrición espontánea al calor de la campaña, un reconocimiento de culpa, con lo cual, automáticamente, debería quedar inhabilitado como candidato, pues supongo que la honestidad debe ser uno de los requisitos para poder participar como candidato a cualquier puesto de elección popular y, con esta confesión, ni cómo ayudar a don Hilario.

Y, es que, en su haber, el candidato Ramírez, carga señalamientos por un presunto desfalco de 20 millones de pesos, cuando fue alcalde en 2008-2011, postulado entonces por el PAN para ocupar la presidencia municipal que ahora pretende encabezar de nueva cuenta. En este contexto, la ocurrencia ya no resulta tan simpática y se vuelve preocupante. Se habla de que en su campaña anterior hubo mucho dinero de procedencia desconocida, de malas compañías, además de que, durante su gestión de alcalde, se apropió de terrenos del fundo municipal, y otras lindezas. Por algo, el partido blanquiazul rompió relaciones con su candidato, desde la época en que fungía como alcalde.

Es sorprendente la manera en que esta versión nayarita del Juanito chilango, se dedicó a dar entrevistas en varias estaciones de radio, en las que, ante los cuestionamientos por su desafortunada declaración, insistía en que se había tratado de una broma, y cuando se le preguntaba sobre el origen de una fortuna que no oculta y que maneja de manera dispendiosa, desviaba la respuesta y sólo se concretaba a decir que él es comerciante, sin precisar en qué.

Por lo pronto, lo menos que procedería es que la Secretaría de Hacienda y las autoridades electorales, se dieran una vuelta por Nayarit, para investigar cómo anda este personaje dilapidador en el pago de sus impuestos, con caballos de 250 mil dólares, festejos cumpleañeros para cinco mil invitados y reparto de dinero a manera de “bolos”, entre los asistentes a sus actos de campaña. Quizás después de una auditoría, podríamos valorar mejor su sentido del humor.

Algo para la reflexión final. En el video del mitin del candidato bromista, se puede observar como los asistentes le aplauden cuando afirma que, lo que robaba con una mano, se los daba a los pobres con la otra. Como si se tratara de una hazaña. Y ahora resulta que para algunos, este personaje es muy honesto por reconocer públicamente que robó, al compararlo con otros que también roban, pero no lo reconocen.

Vaya concepto de ética y honestidad.